Educación Emocional

Si algo carecen, por el momento, las sociedades actuales, son de una sólida base en Educación en Inteligencia Emocional en su sistema educativo.

Entendemos la Educación Emocional como el proceso educativo continuado que tiene la finalidad de potenciar nuestras competencias emocionales y, a consecuencia de ello, poder vivir con una mayor calidad de vida.

Gracias a dicha educación emocional, permite que las personas descubran y regulen adecuadamente sus emociones para disponer de unos comportamientos más ecológicos y beneficiosos tanto para uno mismo como para nuestro entorno.

La ausencia de la educación emocional, no solamente en el sistema educativo, sino también en los hogares, desencadenan ciertas consecuencias más o menos severas según cada caso. En el caso de menores, se ha detectado diferentes casos de indisciplina, dificultades de aprendizaje, malas relaciones, desmotivación, etc.

El informe Delors (por Jacques Delors), establece que la educación emocional es imprescindible para la mejora del desarrollo cognitivo y para la prevención de ciertos problemas que derivan de la falta de autogestión emocional.

Tanto el colectivo de profesionales de la docencia como las instituciones públicas deben de ser conscientes que el éxito académico depende, en gran medida, de disponer de una buena educación emocional.

Según prestigiosos autores en relación con la neurociencia como a la educación emocional, ponen de manifiesto que el cerebro solo aprende si hay emoción.

Por desgracia, la gran mayoría de docentes, en prácticamente todo el mundo, no han sido formados específicamente en educación emocional, con lo que, esto provoca que no puedan transmitir dichos conocimientos a los alumnos. Aquel pequeño porcentaje de docentes que disponen tanto del conocimiento como de la práctica emocional, en general, lo han adquirido por cuenta propia.

Por tanto, según diversos estudios sobre la educación emocional, especifican que, para el mayor conocimiento de todos los colectivos de dicha temática es necesario lo siguiente:

• Que las diferentes administraciones públicas establezcan nuevas normativas educativas a favor del aprendizaje de la Inteligencia Emocional incluyendo la misma como materia obligatoria.

• Que los centros educativos formen debidamente al colectivo de docentes en dicha materia.

La buena noticia es que, independientemente la edad que tengamos, es posible desarrollar una buena inteligencia emocional con cierta disciplina y compromiso.

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