En ocasiones nos preguntamos si lideramos bien a otras personas, pero ¿qué tan buen líder eres de ti mismos?
En la mayoría de ocasiones ponemos más foco en las otras personas y las circunstancias externas que en nosotros mismos.
No cabe duda que, para ser un buen líder y liderar adecuadamente a las personas, primero tenemos que liderarnos a nosotros mismos.
El autoliderazgo es la capacidad que tenemos de poder ser el líder de nuestra propia persona, ser los protagonistas de nuestra vida, tomar nuestras propias decisiones, tomar responsabilidad en todo lo que nos sucede, automotivarnos, etc.
La falta de liderazgo provoca el no tener la gestión y control de nuestra vida, yendo a merced de las circunstancias, es la diferencia entre flotar y que nos lleve la marea o de navegar, yendo por el camino que queremos ir.
El autoliderazgo no se basa en tener un éxito material, se centra, principalmente, en tener un bienestar y autorrealización personal. A partir de esta base, resulta más fácil poder conseguir nuestros retos y propósitos.
Si deseamos desarrollar y potenciar nuestro autoliderazgo, tendremos que trabajar en una serie de habilidades fundamentales:
- Autoconocimiento: si no disponemos de un amplio conocimiento de nosotros mismos, será complicado poder entender y adecuarnos a las otras personas. El Autoconocimiento es conocer nuestros patrones de conducta, estados emocionales, cualidades, áreas de mejora, etc.
- Autorresponsabilidad: se refiere al poder de decisión que hemos de tener nosotros mismos para gestionar lo que nos sucede, sin depender de terceras personas. No puedo cambiar las circunstancias externas, pero sí la manera de abordarlas.
- Autocontrol o Autogestión: es realmente importante poder identificar y gestionar u autocontrolar adecuadamente nuestras emociones. Las emociones marcan nuestra conducta, con lo que, si autogestionamos nuestras emociones beneficiosamente nuestras conductas irán en esta misma línea.
- Automotivación: en el autoliderazgo, hemos de tener la capacidad de poder motivarnos a nosotros mismos, encontrar sentido y un beneficio a lo que hacemos, siempre de manera voluntaria y ecológica.
- Fijar objetivos: marcarnos objetivos siendo éstos realistas, nos servirá para saber dónde queremos ir. Si carecemos de los mismos, muy probablemente afecte, directa o indirectamente, a nuestra motivación y, por tanto, a nuestro bienestar.
- Plan de acción: la acción es imprescindible para cualquier cambio. Si me quedo en el pensamiento, en la reflexión sin la acción, no habrá un fuerte avance.
Para el desarrollo de cualquier habilidad, es importante entender el beneficio que voy a obtener potenciando la misma.
En este caso, en cualquier ámbito de nuestra vida, el autoliderazgo es una habilidad fundamental para poder transitar beneficiosamente en nuestro día a día. La formación en Autoliderazgo será una opción para poder desarrollarse en las diferentes habilidades que incluyen el Autoliderazgo.
Destacamos algunos de los principales beneficios de desarrollar el autoliderazgo: mejor comunicación, tendremos mejores relaciones, mejor resolución de conflictos, mejor gestión emocional, mayor autoestima y, en definitiva, mayor bienestar.
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